4 dic 2012

Dignidad

Dos personajes públicos, entiéndase, públicos porque salen en los medios de comunicación, públicos porque trabajan de cara al publico y públicos porque piensan que todo lo que piensan interesa al público, se han atrevido, en base a todo lo anterior, se han atrevido, decía, a soltar dos frases que no tienen desperdicio alguno: "No hay intelectuales de derechas, o eres intelectual o eres de derechas" (Alberto San juan); "No escucho RNE por higiene mental" (Toni Garrido).
Sus frases se corresponden con la corriente o corrientes ideológicas a las que son afines. Hasta aquí todo normal. Apliquemos el sentido común. La normalidad empieza a resentirse. Si vamos al diccionario de la RAE leemos:

INTELECTUAL: perteneciente o relativo al entendimiento.

En ningún lugar se señala que sea la ideología condición necesaria para, pero si el pensamiento. No niego que el pensamiento pueda ser de derechas o de izquierdas pero en cualquier caso no deja de ser pensamiento por lo tanto puede, debe y hay intelectuales de derechas y de izquierdas.
La condición necesaria sin la cual no hay escucha, y como buen profesional de ello debería saberlo, es compartir el código y el respeto a las ideas del otro. Es lógico, pues, no escuchar si uno no comparte el código, que no es el caso, o teme ser contaminado por las ideas del otro, que si es el caso que nos ocupa; en esa situación lo mejor es no escuchar pero jamás presuponer que quien escucha ha perdido o perderá la cabeza. Es presuponer una falta total de criterio para los que escuchan en este momento y el criterio tampoco es de derechas o de izquierdas. 

Otra cuestión, y en este caso me refiero a RNE, es si la programación actual de dicha emisora se adapta más o menos a los gustos de los "escuchantes" o si los profesionales, de cuya profesionalidad nadie duda, son los más adecuados para conducir los nuevos programas o para dar contenido a los mismos. Pero que la izquierda española se escandalice a estas alturas de la película nacional que llevamos rodando hace treinta años de que los cambios de gobierno se materialicen en programaciones sesgadas me parece una necedad y más cuando en ese periodo de tiempo la izquierda ha gobernado muchos más años que la derecha y no ha dejado de hacer lo mismo.

Hay unas corrientes, no sé si sólo en España o en otros países ocurre algo similar, que tienden a creer que lo bueno sólo puede ser aquello que yo hago o pienso y todo lo que se salga de mi norma es malo "per se" y rechazable. Pues el sentido común me indica que ello no es así. Se pueden hacer las cosas mal o bien, mejor o peor, pero en cualquier caso el sólo hecho de hacerlas ya merece nuestro respeto, las compartamos o no. Y probablemente muchas más veces no compartiremos de las que estamos de acuerdo. pero ello no da derecho a la descalificación, ni al insulto soterrado. Más tolerancia es lo que nos hace falta. No queramos ganar siempre porque perderemos siempre. Aprendamos de las derrotas para comportarnos dignamente en las victorias.