Preguntas

XXXVII Jornada

30/9/05

¡Qué día más triste!

Hace unos instantes ciento veinte políticos profesionales acaban de aprobar el nuevo Estatuto para Cataluña que modifica la Constitución Española y nos arrebata de un plumazo la nacionalidad española. ¿Nadie va a pedirme opinión a mí?

Una vez más ciento veinte políticos profesionales -si las cosas van mal dadas, en última instancia, tendrán el riñón bien cubierto para vivir sin agobios en el exilio- que no se consideran españoles deciden por todos aquellos que si lo somos.

¿Qué hará ahora nuestro necio Jefe de Gobierno? Si acepta lo que le presentan habrá puesto la primera piedra de la balcanización de España y si no lo acepta perderá el poder –sus socios no se lo perdonarían-. Como siempre la callada por respuesta hasta que ésta llegue demasiado tarde y cuando nada tenga remedio.

¿No resulta sospechoso que mientras se estaba debatiendo este sinsentido nacionalista ocurriera simultáneamente lo de Ceuta y Melilla? Me huele a cortina de humo para despistar y crear un enemigo exterior que no es otro que Marruecos. La típica apelación dictatorial tan criticada en otros tiempos.

En el mejor de los casos y siendo optimista a corto plazo estaremos entrando en la segunda transición –siempre estamos en transición y nunca tenemos un país acabado- que con los nacionalismos crecidos solo será una etapa transitoria hacia la total desaparición. Si somos pesimistas mejor no pensar en las consecuencias que acarrearía para los comunes mortales que, a veces realmente lo pienso, tenemos la desgracia de vivir aquí y padecer a quienes padecemos.

¿Tendrá el Congreso de los Diputados la altura de miras suficiente como para negarse a semejante despropósito?

Los "Cuaitantos"

XXXVI Jornada

22/9/05

Hace ya algunos años que me muevo en la década de los cuarenta y, lógicamente, los amigos que me rodean también.

Una de las curiosidades de esta época se refiere al rescate del pasado. No voy a generalizar pero en una gran proporción de cuarentones dedican una parte de su tiempo libre a la búsqueda de aquellas posesiones de su pasado, preferentemente de su adolescencia, tiempos del Instituto, que alguna vez tuvieron en sus manos y luego, por los avatares de la vida, perdieron; libros, tebeos, bicicletas, juguetes, cromos, álbumes.

El caso es recuperar la Icaria en que se ha convertido para muchos su adolescencia. Pero la memoria es sumamente engañosa y selectiva en el recuerdo con el paso de los años. La adolescencia no fue un Mundo Feliz sino una cruda realidad llena de soledad, incomprensión, malos humores y falta de cariño y la posesión de objetos materiales del pasado en el día de hoy nunca va a remediar este hecho.

Estamos en los “cuaitantos”, no nos engañemos. Muchos de nosotros ya hemos vivido más de la mitad de lo que nos queda por vivir. Concentrémonos en el presente y en el futuro que, si Dios quiere y mientras sigamos con salud, es lo único que nos queda por vivir.

Los recuerdos sólo nos sirven a nosotros los que vivimos la época y sabemos lo que sentíamos en cada momento de aquellos años. Los recuerdos no les sirven a nuestros hijos que no van a vivir del recuerdo ajeno sino del propio. No les sirven ni siquiera como herencia del recuerdo de nosotros mismos. Dejemos que ellos mismos se construyan su propia Icaria.

Otra peculiaridad de este periodo es la asunción personal del desprestigio de la figura masculina. No hay reunión de amigos donde de una u otra manera no surja el tema. Los chistes sobre la neurona masculina, sobre la incapacidad para hacer dos cosas a la vez o lo que un buen amigo mío llama “el moobing matrimonial” (pido perdón si la palabra inglesa está mal escrita pero como buen cuarentón soy de Francés) están al orden del día.

Lo peor de todo es que poco a poco ese pensamiento va penetrando en nosotros y lo que empieza como una broma termina por ser totalmente asumido con naturalidad y te lo terminas creyendo. ¿Cuantos de nosotros no nos hemos sentido tocados en la fibra sensible por anuncios publicitarios que ahondan en lo mismo? Anuncios que son un insulto a la inteligencia y al género masculino pero de los que nadie se hace eco.

Cumplimos la condena de aquellos hombres (género masculino) del pasado que cometieron el delito de ser dominadores e incluso hasta déspotas. No tenemos ningún reparo en asumir nuevos roles y tareas; no lo hacemos de la misma manera que las mujeres pero lo hacemos. Pero no debemos dar nuestro brazo a torcer en el menosprecio de nuestra inteligencia, igual de válida que la de nuestras compañeras y que merece el mismo respeto.

Poder, dinero y silencio

XXXV Jornada

8/9/05

El poder económico y político siempre ha estado en las mismas manos. Una de las claves de dicho mantenimiento es la ocultación de los datos. Lo que hoy llamamos el silencio informativo. La transparencia es incompatible con los negocios llámense estos Gas Natural o España.

La desaparición del Antiguo Régimen y el advenimiento de la democracia debían suponer el acceso de todos a la información y la puesta en marcha de mecanismos que controlaran el flujo de los negocios. Las antiguas familias de las clases dominantes se transformaron en fervientes creyentes liberales y demócratas pero fueron capaces de levantar todo un entramado de leyes y reglamentos claramente favorecedores de su labor. En otras palabras los mismos perros con distinto collar.

En este momento el tamaño del lado oscuro parece alcanzar proporciones gigantescas. Ninguno de los protagonistas de estos días se siente en la obligación de decir, no ya la verdad, que eso sería utópico, sino siquiera la mentira. Optan por el desprecio del silencio. No somos merecedores de su palabra. Pero parece ser que si vamos a ser los paganos de su silencio.

Tamaño desprecio merece respuestas contundentes. Votemos o no votemos en las próximas elecciones ellos seguirán erre que erre (el poder económico y político siempre ha estado en las mismas manos) pero los boicots a distintas empresas y productos si pueden hacerles daño. Y si el clima de deterioro y acoso al ciudadano continua estoy dispuesto a solicitar asilo político en otro país de la Unión Europea. A medidas extremas, medidas extremas.

Estoy harto de necios que me hacen pagar su ineptitud.