2 oct 2017

Lealtades

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Durante las últimas cinco décadas se han pasado reivindicando la legalidad republicana y como un puñado de traidores la violentaron frente a otro puñado de leales que la defendieron y a los que llegó a costarles la vida. Hoy ese puñado de reivindicantes, sin sonrojo alguno y olvidando todo lo que anteriormente dijeron, son los que la violentan y no solo lo justifican sino que nos consideran a los que defendemos la Constitución unos traidores. Nosotros somos ahora esos leales a los que tanto les ha gustado ensalzar en otros momentos o es que piensan que lealtad existe una sola y es la suya.
El Estado de Derecho se sustenta en la LEY que todos aceptamos como elemento fundamental para preservar nuestra convivencia y la libertad. La LEY nos convierte en ciudadanos con plenos derechos y deberes reconocidos que se dan a si mismos un sistema de gobierno donde la igualdad y la libertad son la máxima divisa. Ese sistema de gobierno, por imperfecto que nos pueda parecer, se llama democracia. La LEY nos la hemos dado todos y seremos todos los que tenemos que estar de acuerdo en modificarla. En caso contrario, si un grupo, pequeño o grande, la cambiara sin tener en cuenta el parecer de los demás, está violentándola y adaptándola a sus propios intereses y no en beneficio de todos. Ante ello es lícita la protesta, la rebeldía e incluso la sedición. 
Lo ocurrido ayer es un fraude de ley. Es un plan milimetricamente elaborado y puesto en práctica para acabar con la LEY y la convivencia. Los violentadores de la LEY deben ser castigados, igual que lo seriamos cualquiera de nosotros si se nos hubiese ocurrido tramar tal plan, y todo el peso de la justicia debe caer sobre ellos. La convivencia debe ser restaurada y, si para ello debemos opinar, que nos pregunten, pero a todos.