24 abr 2019

Coronel Segismundo Casado

 

Durante los meses de febrero y marzo de 1939 se producen en el territorio aún dominado por el gobierno de la República española una serie de acontecimientos que son considerados un golpe de estado y una guerra civil dentro de otra.
El coronel Casado, al mando de los Ejércitos del Centro,  estaba convencido de que la guerra estaba perdida y de la inutilidad de proseguir la lucha hasta el final con el consiguiente sacrificio vano de civiles y soldados y ante la ausencia de lo que él considera un gobierno legítimo y con la excusa de quitar poder a los comunistas que él cree desean continuar la guerra a cualquier precio da un golpe de mano y entabla conversaciones con las fuerzas nacionales para conseguir una paz honrosa y sin represalias.
En la noche del 5 al 6 de marzo Casado crea en Madrid el Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general Miaja y del que formaba parte Julián Besteiro. El gobierno de Negrín que estaba en Elda, decidió escapar a Francia por temor a ser apresado.  En Madrid los comunistas movilizaron a las unidades militares que les eran leales para hacer fracasar el golpe, pero el Cuerpo de Ejército dirigido por el anarquista Cipriano Mera, comprometido con Casado, consiguió derrotarlos. El 12 de marzo los "casadistas" eran los dueños de la capital.
El Consejo quiso negociar con Franco la rendición sobre todo para evitar las represalias contra los que habían luchado en el bando republicano pero no obtuvo ningún resultado ya que el gobierno de Burgos sólo aceptó la rendición incondicional, como ya había puesto de manifiesto la Ley de Responsabilidades Políticas, promulgada antes del golpe, y que por tanto ya conocían Casado y sus seguidores antes de darlo, que criminalizaba en la práctica a todos los partidarios del Frente Popular y a quienes hubieran servido a la República durante la guerra y antes de ella (desde el 1 de octubre de 1934). A finales de marzo  las tropas de Franco ocuparon Madrid y el resto del último territorio republicano, la zona Centro-Sur, sin encontrar resistencia.
Segismundo Casado partió hacia Valencia, y desde el puerto de Gandía partió en un buque británico hacia el exilio, no sin antes convencer a miles de refugiados de que marcharan a Alicante, donde, supuestamente, los recogerían barcos ingleses. La flota nacional impidió la entrada de los barcos al puerto de Alicante y se creó una gran bolsa de refugiados que quedó irremediablemente atrapada.
El golpe aceleró lo inevitable, puso fin a una guerra sin perspectivas de victoria, pero no impidió, de manera alguna, las represalias, los consejos de guerra y la represión posterior.