15 abr 2018

Libertad de expresión

Aún siendo consciente de la limitadísima repercusión que las palabras escritas en este blog pudieran tener entre sus escasos lectores no puedo dejar de manifestar la onda preocupación que en los últimos tiempos siento ante las para mí más que inequivocas señales que ponen en peligro la libertad de expresión. Entendida ésta como la expresión libérrima del pensamiento por mucho que pueda ofender, escandalizar o simplemente molestar. En la base de una sociedad libre el poder expresar de palabra o por escrito lo que el individuo piensa es el pilar fundamental sin cuya existencia se torna imposible la libertad, palabra escrita con mayúsculas.
El hecho innegable es que cada día es más difícil poner negro sobre blanco lo que uno piensa porque el miedo es libre y siempre existe el peligro real de que alguien termine elevando una protesta e incluso te lleve ante un tribunal por algo tan simple como decir lo que piensas y que luego te encuentres siendo denostado y catalogado porque los sistemas judiciales de los Estados actuales se la cogen con papel de fumar y te dejan sin más al pie de los caballos.
Reflexionar sobre temas que la sociedad del momento considera de interés manifestando opiniones que los grupos supuestamente mayoritarios, detentadores de la opinión pública, no consideren políticamente correctas supone recibir un aluvión de críticas y pasar al ostracismo más absoluto. Hay que ser muy valiente, que te importe una higa o estar muy seguro de  que pese a todo tienes razón para que lo que los demás opinen te resbale e incluso seas capaz de responderles con la misma moneda. Eso sólo pueden hacerlo un puñado de privilegiados con un sólido prestigio y trayectoria que son sabedores de lo que ello supone y que no pueden ser destruidos y descalificados con tanta facilidad. 
Pero que pasa con los simples mortales detentadores de modestisimos blogs como éste que podrían ver arruinada su vida por atreverse a decir lo que piensan sobre éste o aquel asunto, pues que el temor nos obliga a la autocensura y a dar vueltas para no llamar la atención y a que estas ventanas de opinión libre que permitian la expresión fuera de los circulos controladores de la opinión pública languidezcan hablando de pájaros, flores y comida.
Lo curioso es que muchos blogeros se pasaron a you tube porque la imagen es más impactante que la letra pero se conviertieron en  divulgadores y dejaron de opinar y los que quisieron opinar se pasaron a twiter donde el pensamiento elaborado dejó paso a la busqueda de la frase ocurrente y graciosa y, curiosamente, cuanto más ofensiva, hiriente y reduccionista mejor. Pero en twiter parece que todo está permitido. Paradójico.
Así que cada vez escribimos menos entradas públicas y encerramos lo que pensamos en los discos duros de nuestros ordenadores o en las hojas de muchos cuadernos para al menos dejar constancia historica de que no todo el pensamiento era único y mayoritario y con la esperanza de que en algún momento del futuro alguien valore nuestra labor por su constancia que no por su repercusión. Puede parecer un panorama triste lo de esconderse en la actualidad, pero confio que más adelante pase a ser considerado como un acto de encomiable resistencia. 

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