4 jun 2013

Mariana Pineda y José María de Torrijos

"Declaro que mi Real ánimo es (...) el de declarar aquella Constitución y tales decretos nulos y de ningún valor ni efecto (...).
Y como el que quisiese sostenerlos (...) atentaría contra la prerrogativas de mi soberanía (...) declaro reo de lesa majestad a quien osare o intentase, y que como a tal, se le imponga la pena de vida (...)."

Así rezaba el Real Decreto de 1 de octubre de 1823 mediante el cual el rey Fernando VII anulaba la Constitución y las leyes de Cádiz y anunciaba la vuelta al absolutismo.


En aplicación de dicho decreto moría el 26 de mayo de 1831, a garrote vil, la granadina Mariana Pineda. Tenía 26 años. Su delito, bordar una bandera.

tres letreros escritos con encarnado en papel al parecer de marquilla, que dicen: el uno, Igualdad; Libertad, el otro, y el tercero, Ley, y 13 letras cortadas de papel marquilla, y son L, I, T, A, D, Y, G, V, A, D, J, E, J,, todas mayúsculas, [y un] tafetán morado del ancho de dos paños y largo algo más de dos varas y tercia con un triángulo verde en medio, y en un lado de él, bordadas de carmesí, las letras mayúsculas B, E y embastada de cartón, una R; en otro lado de él, también bordadas de carmesí, las letras mayúsculas, A, L, y a medio bordar, una D; y en las orillas del largo de dicho tafetán, como en medio de él, dos pedazos de vando embastado... [todo lo cual tenía] la forma de una bandera que sirviese de señal o alarma para un Gobierno revolucionario


Esta mujer, que se convirtió en un caso emblemático de la represión fernandina,  era una joven viuda adherida a la causa liberal que fue perseguida durante muchos años por el alcalde del crimen de Granada, Ramón Pedrosa Andrade, por sospechar su apoyo incondicional a varios intentos de insurrección.
El 18 de marzo de 1831 la policía irrumpe en su domicilio y descubre una bandera que la convierte inmediatamente en "autora de un horroroso delito" y es detenida. Al parecer se intentaba con ello que delatara a otros conspiradores cosa que no hizo.
Tras diversos avatares fue condenada a muerte. Con su ejecución se pretendía castigar a la causa liberal pero su figura, víctima de la represión y el absolutismo, pasó a convertirse en un símbolo de la lucha frente a la falta de libertades.
Sus restos descansan desde mediados del siglo XIX en la cripta de la Catedral de Granada.




José María de Torrijos fue un militar liberal que muere fusilado en las playas de Málaga el 11 de diciembre de 1831, en aplicación del mismo decreto de Ferneando VII, tras un intento fracasado de desembarco para iniciar una revuelta liberal. 


Torrijos estaba convencido de la necesidad y de la viabilidad  de una insurrección para conseguir la caída del absolutismo, el triunfo de la libertad y la reposición de una Constitución que creía era de todos.


El poeta José de Espronceda escribió en su recuerdo:

Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.
Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.
Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,
y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.