Sorpresa y dolor fue lo que sentí al enterarme de la muerte de Umberto Eco. Sorpresa porque no lo creia tan mayor y porque era de aquellas personas que forman parte de tu universo intelectual donde la muerte no sólo no es posible sino que ni existe. Dolor porque ya no podré disfrutar de sus libros, ni de sus artículos, ni de consejos tan educativos como los que a continuación reproduzco.
Desde aquí este pequeño recuerdo y homenaje.