9 jun 2005

Reciclar y...

XXXII Jornada

9/6/05

La separación de residuos en el propio hogar supone un trabajo y conlleva una pregunta ¿para quién? Aunque parezca mentira existen varias respuestas; trabajo indirectamente para una empresa que se lucra con mi basura pero a la que yo le solvento la parte más dura que es la selección, trabajo cuidando el medio ambiente y poniendo mi granito de arena para el futuro de mis hijos, trabajo para mi mismo, tranquilizando así mi conciencia y dejando de sentirme culpable por mezclarlo todo.

Sea cual sea la respuesta cuando llegas al contenedor a depositar tus bolsas te ataca una repentina pérdida de fe en el género humano y, concretamente, en tus vecinos.

Haces un esfuerzo. Llenas tu cocina de múltiples bolsas de varios colores. Bajas todas la noches cargado hasta la cejas. Y… ¡En los contenedores todo está mezclado! Los cartones en lo amarillo. Lo amarillo en lo verde, cuando no tirado en medio de la acera. El vidrio… Todo eso cuando no te encuentras el contenedor lleno porque nadie paso a vaciarlo y… Dudas. Me vuelvo a casa con las bolsas o las dejo aparcadas al pie del color correspondiente sin saber muy bien si serán recogidas adecuadamente.

Vuelves a casa, por supuesto sin las bolsas, jurando en arameo y perjurando porque a ti no te vuelven a pillar en otra y a partir de ahora recicla su padre. Pero no lo puedes evitar. Al día siguiente tu conciencia ecologista, esa que han formado los anuncios y el bombardeo mediático, te impide cumplir las amenazas y…Vuelta a empezar.

Sigues separando y separando. ¿Por qué?

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