15 mar 2012

Libertad de expresión/Libertad intelectual


La UNED retira el capítulo de un libro de Derecho por su contenido sexista


La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha decidido retirar un capítulo del libro Nociones Básicas de Derecho que culpa a la generalización del trabajo femenino, el control de natalidad o las uniones entre personas del mismo sexo, de la crisis de la “familia actual”. El texto formaba parte –como otros capítulos del libro, editado en 2008-- del temario del examen de acceso a la universidad para mayores de 25 años, y había recibido críticas de los alumnos en Internet por su contenido sexista. Además, en los últimos días, más de 1.600 personas firmaron una petición en la web de activismo Actuable en la que exigían al rector de la universidad su retirada.
El capítulo, titulado Persona, familia, herencia, ya no formará parte del temario y será reescrito por sus autores, Manuel García Garrido y Federico Fernández de Buján, según ha confirmado una portavoz de la UNED. “El rectorado de la UNED se ha puesto en comunicación con los autores, quienes lamentan que una confusa redacción del texto haya provocado una interpretación diferente a la deseada por los propios autores, razón por la cual se procede a una retirada y reelaboración del capítulo”, han explicado los responsables de la universidad en un comunicado.
El rectorado de la UNED ha pedido a los autores que reescriban el texto
El capítulo hablaba de “una serie de factores y hechos” que, según los autores, han ocasionado la crisis de la familia. Entre ellos, como explica la petición de retirada, citan “la promiscuidad sexual, la frecuencia de divorcios, la admisión de uniones estables e incluso de matrimonios entre personas del mismo sexo” o “la generalización del trabajo femenino”; también “el control y disminución de la natalidad, las nuevas técnicas de inseminación a implantación de óvulos fecundados con la consiguiente coparticipación en la maternidad”.

Publicado en la edición digital de EL PAÍS el 14 de marzo de 2012


Me hago eco del suelto anterior y lo reproduzco para que los lectores puedan hacer un juicio de acuerdo a lo publicado y no sobre mi opinión.



Nada tengo que decir en torno al tema de la crisis de la familia (podría decir muchas cosas pero no es éste ni el momento ni el lugar). Algo hay que decir en torno al asunto de la retirada del texto.
La libertad de expresión es un derecho fundamental que permite, entre otras cosas, que podamos escribir esto, aquí y ahora.
Este derecho esta íntimamente unido al de educación. Esta sociedad occidental tan avanzada sólo ofrece a sus ciudadanos un sucedáneo de educación que en realidad enmascara el objetivo primordial de eliminar todo espíritu crítico. Sólo de esta manera pueden surgir personas y asociaciones que en aras de un  pretendido principio de respeto se arrogan el derecho a decidir lo que debemos o no leer y escuchar.
No deben existir ninguna, recalco el ninguna, cortapisa para que cada cual exprese libremente lo que piensa. Según mi opinión sólo la apelación a la violencia o la llamada a la imposición por la fuerza pueden ser motivos para aplicar una censura previa.
Las ideas pueden no gustarnos, las personas que las emiten tampoco, pero el derecho a expresarlas y a expresarse está por encima de ellas.
Si los ciudadanos hubieran recibido una educación con mayúsculas; educación crítica lejana al sectarismo y a la ideologización,  qué miedo habría a la libre circulación de ideas. El ciudadano leería y escucharía y sería capaz de discriminar,  elegir,  criticar,  rechazar,  aceptar y decidir por si mismo. No necesitaría la vigilancia paternalista de los grupos pretendidamente progresistas o ultramontanos pero practicantes conspicuos de abierta censura a todo aquello que no se identifica con su manual de estilo.
Otro aspecto a tener en cuenta y que es el que más se acerca al suelto que hoy comentamos es el de la libertad de cátedra que tan controvertida es en todos los países y que en España ha sido origen de acontecimientos como la Noche de San Daniel. Si la UNED obliga a estos profesores a modificar y reescribir el texto está conculcando un derecho que les asiste y que permite a la universidad mantener un cierto espíritu libre y crítico no sólo frente al poder constituido sino, como en este caso, frente a la opinión de un grupo que se convierte en lobby. Flaco favor le hacen los estamentos universitarios a sus alumnos cuando se pliegan con nula resistencia ante el primer envite de cualquiera que dice ser opinión. 
La defensa a ultranza de la libertad, en cualquiera de sus manifestaciones, es un deber irrenunciable a poco que a uno le quede algo de estima intelectual.

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