11 abr 2019

Downton Abbey

 

El visionado de esta serie británica ha supuesto una doble agradable sorpresa. Primero porque me ha recordado antiguas series de similar contenido e impecable realización como fueron en su momento: Arriba y Abajo y la Caída de las Águilas y, segundo, porque hacía tiempo que no me sentía tan identificado con unos personajes dibujados y completados de manera tan real y exquisita.
Históricamente el retrato que se efectúa de los inevitables cambios y adaptaciones que tienen que efectuar los dos mundos,  el de los señores y el de los criados, frente a los retos de un moderno mundo que se les viene encima y que no terminan de entender pero al que inevitablemente terminan amoldándose me parece magnífico y digno de ser mostrado en un aula a alumnos que estudien esa época en profundidad.
El envoltorio visual es digno de elogio y hasta el más mínimo detalle está cuidado al máximo. Los personajes son nítidos, perfectamente definidos, en algunos momentos muy cercanos al culebrón sudamericano pero eso no les quita un ápice de verosimilitud.
Un mundo desaparece poco a poco a la vista de todos y otro nuevo ve la luz. La Gran Guerra es la bisagra en torno a la cual el giro se produce. El siglo XIX con sus costumbres, tradiciones y moral da paso al XX introduciendo un buen montón de incertidumbres al que los hombres y mujeres que aquella época les toco vivir hicieron frente como pudieron y no con poco éxito.
Resulta curiosa la identificación de los criados con sus señores, la creencia de pertenecer a la misma familia, y la mayor resistencia que oponen a los cambios tal vez porque en ello estaba su supervivencia.
Los señores ven resquebrajarse los principios que sustentan su superioridad pero se adaptan con más facilidad porque perciben que en ello reside su continuidad.
Dos curiosidades. Pertenecer a la clase alta no supone tener más cultura y ello se muestra  perfectamente  cuando al abrir la casa, con fines benéficos, a la vista de todos son incapaces de dar a conocer los tesoros que la mansión alberga. Entre los criados se mantiene una estricta jerarquización que simula la que para ellos debe existir entre los habitantes y visitantes del piso de arriba y les molesta sobremanera las visitas de arriba abajo y viceversa.
Un disfrute emocional de duradero recuerdo.

No hay comentarios: