27 mar 2011

Atrevimiento

"Las películas antiguas no son creíbles" (de los periódicos)

Esta es la opinión de un adolescente al que, con motivo de la muerte de Liz Taylor, se le preguntaba por su vida y sus películas. ¡Qué atrevida es la ignorancia!
Para las nuevas generaciones el cine o es un puro espectáculo lleno de acción y movimiento o una evasiva comedia romántica y, además, de consumo rápido y más rápido olvido.


Hace cincuenta años las películas se presentaban a ritmo pausado, se cuidaba mucho el guión (quien puede olvidar los magníficos guiones de Trumbo, Faulkner y otros), los directores eran genios (Murnau, Bergman, Kubrick...) y tenían larga vida en cartelera (cines de estreno y de barrio). No todas las películas eran buenas pero las que lo eran duraban en taquilla.
Hoy el número de películas buenas será similar y las que lo son se aprecian pero no duran nada en cartel, no existe el circuito de reposiciones, y pronto son sustituidas por una avalancha de mediocres creaciones que, sin embargo, dan más beneficios.
El consumo basura ahoga la creación y no la deja destacar como se merece.
Hasta no hace mucho tiempo el cine era una ventana abierta de sueños ahora es una máquina de hacer dinero de forma espúrea.


Siempre ha sido un negocio, y muy grande, pero estoy convencido que se respetaba más al espectador y éste respondía siendo seguidor de actores, actrices y directores. En este momento se ha engañado al que paga en taquilla en tantas ocasiones que no me extraña nada que éste responda con la piratería.
Pero la piratería está atrofiando el gusto por el cine, por el buen cine, y se admite la mala calidad de imagen y sonido con naturalidad. Todo se ve porque no me ha costado nada aunque no valga ni el tiempo que le dedicamos.
La credibilidad de una cinta no viene determinada por la antigüedad sino por la entrega de sus autores en un proyecto en el que creían de principio a fin.

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