2 abr 2013

Yo tuve Preferentes

Hace ya algunos años me ofrecieron este producto financiero pero leí la letra pequeña y conocía que su recuperación estaba supeditada a su venta en el mercado secundario y que su alta rentabilidad no era automática sino que dependía de los beneficios obtenidos por la compañía que en caso de ser negativos la hacían inexistente. Fue un riesgo, lo asumí y cuando quise desprenderme de ellas lo logré. Era un dinero cautivo a cambio de intereses más altos que los existentes en el mercado.

Puedo asumir que con ellas se cometieran abusos e incluso que hubiera engaño pero, estoy seguro, que no en la mayoría de los casos. Mucha gente como yo asumió sus riesgos con plena conciencia pero en aquellos años a nadie se le paso por la cabeza que en caso de necesidad no pudiera desprenderse de ellas y mientras tanto que tontos los otros que no obtenían para su dinero la rentabilidad que obtengo yo.
Dinero cautivo, así llamo yo a todos los productos bancarios o no que hay que vender en el mercado secundario, ha existido siempre y existirá, no se llamaran Preferentes, pero será lo mismo porque la avaricia puede más que la cautela cuando se trata de ganar dinero con riesgos, riesgos que se creen siempre calculados.
En cuestiones económicas cuando las cosas van bien todos somos unos expertos más listos que los demás a la hora de obtener beneficios para nuestro dinero pero cuando las cosas se tuercen a alguien hay que echar las culpas de nuestra avaricia y que mejor chivo expiatorio que los demás que se aprovecharon de mi "incultura" para colocarme lo que nadie quería. puro cinismo.


Ayer escuché en Radio1 de RNE una entrevista con Ramón Tamames. Quizá algunos de los oyentes no conocieran la trayectoria un tanto heterodoxa de D. Ramón en su militancia en el Partido Comunista de España y tampoco su sabiduría de experto reconocido internacionalmente porque después de decir unas cuantas verdades que mucha gente no quiere oír en algunas de las llamadas recibidas se atrevieron a poner en duda alguna de sus afirmaciones. Ramón Tamames era, en mi época universitaria, un maestro y ninguno de nosotros se hubiera atrevido nunca a añadir ni siquiera una coma a lo dicho por él. Hoy cualquiera desde su ignorancia revestida de falso conocimiento utiliza cualquier pequeño altavoz que la sociedad le pone delante para dar lecciones de no se sabe bien qué.
Los políticos pueden y tienen la culpa de muchas cosas para empezar de su  soberbia pero no de mi falta de escrúpulos, ni de mi ignorancia, ni de mi necedad. De eso el único culpable soy yo que no me he educado y no he leído lo suficiente y con suficiente criterio.
En otro orden de cosas es lo mismo que lo ocurrido con las hipotecas. Todos compramos casas, ese afán tan español, aún sabiendo que su precio estaba muy por encima de su coste real, de ello hablábamos de forma continua: "los pisos están por las nubes" pero lo hacíamos porque nos daban facilidades, hipotecas a 40 años que es la vida laboral de una persona (¿No lo pensamos entonces?) con cuotas muy bajas y una esperanza siempre latente de venderlo en corto plazo con pingües beneficios. Nos engañamos nosotros solos, se nos llenaban los ojos de billetes, firmamos sabiendo muy bien lo que hacíamos, involucramos a nuestros padres con avales sin valorar suficientemente las consecuencias de los  mismos y ahora la culpa la tienen las leyes, que nadie pidió su cambio aunque entonces ya eran injustas, los políticos y la sociedad. No, la culpa la tenemos todos y cada uno de los que, aún sabiendo que todo era una barbaridad, neciamente pusimos nuestra firma al pie.

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